La música tradicional china destaca por su arte para tranquilizar y alcanzar la paz y la armonía familiar y social. La filosofía de considerar a la música como la máxima representación de la armonía radica en la cultura milenaria china. Entre los instrumentos tradicionales chinos destacan el biānzhōng y el gŭqín.
En la antigua China, Confucio fue un gran aficionado a la música y esta formaba parte de los seis artes básicos promovidos por el propio maestro: modales (礼), música (乐), tiro con arco (射), defensa (御), caligrafía (书) y matemáticas (数). La música, evidentemente, destaca por su arte para tranquilizar y alcanzar la paz y la armonía familiar y social. La filosofía de considerar a la música como la máxima representación de la armonía radica en la cultura milenaria china.La tradición de apreciar la música se originó en tiempos inmemoriales cuando la buena integración entre las acciones morales en la política y la melodía fue aplicada para administrar el país, a fin de conseguir la estabilidad y la solidaridad de la población. Esto logró que la cultura china antigua se configurara a través de estos dos elementos fundamentales: los modales y la música.
El conjunto de campanas acordadas de bronce (biānzhōng o 编钟) pertenecientes al período de los Estados Combatientes (476-221 a. C.) y desenterrado en 1978 en el Mausoleo de Zeng Houyi (曾侯乙) de Suizhou (provincia de Hubei), ha sido la mejor interpretación de esta política tradicional de gobernar el país mediante la música y la cortesía. Este instrumento de percusión cuenta con 65 campanas repartidas en tres niveles y ocupa prácticamente un escenario completo de un salón de música moderno. Hechas de bronce, las campanas están muy bien acabadas con dibujos muy detallistas. En total pesan 440 kilos y constituye un invento artístico único en su época, sobre todo teniendo en cuenta su considerado volumen. El biānzhōng es capaz de reproducir los efectos acústicos de cualquier piano moderno debido a que la extensión tonal de este instrumento comprende desde re2 hasta re7, casi cinco octavas de rango. Al mismo tiempo, la calidad musical es impresionante debido a la singularidad de su sonido claro y melodioso. Para tocar un biānzhōng se requiere de la coordinación de varios músicos que golpean las campanas con mazos según las anotaciones de la época. De esta manera, se produce un efecto sonoro espectacular capaz de diferenciar los tonos altos y bajos.
Según la cultura tradicional china, los modales (lǐ o 礼) ponen de manifiesto las normas aplicadas en el comportamiento, mientras que la música (yuè o 乐) se centra en la influencia e inspiración espiritual, la cual, además modela la personalidad, mantiene la armonía y la alegría interna, revitaliza la energía y contribuye al equilibrio entre los individuos, la sociedad y la naturaleza. Por lo tanto, la música ha ayudado a establecer y a mantener la estabilidad social, teniendo en cuenta que la aspiración máxima del mundo musical de la China tradicional residía en obtener la mejor armonía con el cielo y la tierra.
Y hablando de música tradicional china, no podemos dejar de nombrar el qín (琴), un arte que se encuentra en el primer puesto entre las cuatro habilidades fundamentales para los eruditos e intelectuales de la antigüedad china: qín (琴 o instrumento de cuerda similar a la cítara), qí (棋 o ajedrez), shū (书 o caligrafía) y huà (画 o pintura). El qín, también conocido como gŭqín (古琴), tiene siete cuerdas y es el instrumento chino más antiguo de estas características, por lo que se ha ganado la popularidad del pueblo chino a lo largo de la historia. Si bien la filosofía de "gobernar el país mediante el uso de la música" tiene su enfoque en la concordia colectiva, el qín, en cambio, se distingue por poseer su propia personalidad y valor individual. El sonido melodioso de este instrumento hace que los que lo escuchan consigan serenar el ánimo y olvidarse de las preocupaciones e inquietudes. Como instrumento preferido de eruditos e intelectuales en la antigüedad, el qín era una herramienta para conservar la salud y cultivar la moralidad, pues su suave melodía y su sonido refinado te hacían olvidar hasta de dónde te encontrabas, imaginando al mismo tiempo que el alma volaba hasta alcanzar un mundo de ensueño.
La música del gŭqín valora mucho la tranquilidad absoluta del ambiente para no solo favorecer la interpretación de las melodías sino también para reflejar mejor las cualidades refinadas de los artistas. Además, el entorno donde se toca el instrumento, ya sea bajo el resplandor de la luna llena, entre montañas nevadas, en lo más profundo de un bosque de bambú, en una playa de arena blanca o simplemente al lado de un riachuelo contribuirá en la mejora de la transmisión del sonido. Imaginemos pues esa estampa: la tranquilidad más absoluta sentados bajo la luz clara de la luna con un escenario de nieves impolutas, un músico que toca el qín relajado, transmitiendo su propia felicidad, su calma y su satisfacción, mientras la melodía suena entre el bosque de bambú y alcanza la lontananza. La pieza musical conocida como Píngshā luò yàn (平沙落雁 o El ganso silvestre en la arena) transmite precisamente esta misma imagen, donde las nubes brumosas reinan el cielo, la brisa acompaña la corriente susurrante y los gansos silvestres se posan sobre la arena. El ritmo de esta música es lento para reproducir el escenario tranquilo, agradable y sutil que la envuelve.
La amistad entre los eruditos antiguos chinos solía consolidarse mediante la interpretación del qín, tal es el caso de Yu Boya y Zhong Ziqi. Se cuenta que durante el Periodo de Primavera y Otoño (770-476 a.C.) había un músico llamado Yu Boya que se sentía solo por no haber conseguido nunca un buen oyente que supiera valorar y entender sus melodías. Hasta que un día apareció Zhong Ziqi, otro músico que sabía apreciar la buena música. Un día le dijo Ziqi a Boya: "Con tus composiciones, he percibido la majestuosidad de la montaña Tai y la fuerza de la corriente de río". Más tarde los dos llegaron a ser muy amigos, creándose la expresión zhīyīn (知音 o amigo íntimo que aprecia su talento). Sin embargo, Zhong Ziqi murió poco después y Yu Boya rompió su qín y nunca más lo volvió a tocar. Este relato transmite la idea de que los zhīyīn (amigos íntimos) deben serlo de corazón y de manera espiritual. La pieza musical Gāoshān liúshuǐ (高山流水 o Montañas altas y agua fluyente) se inspiró en esta historia.
Otra pieza musical muy famosa es Méihuā sānnóng (梅花三弄 o Flor de ciruelo) y también tiene su origen en la historia de dos artistas. Se narra que el poeta Wang Ziyou de la dinastía Jin Oriental (317-420) subió un día en barco y se enteró de repente de que el prestigioso músico Huan Yi iba a pasar por la orilla montado en su carro. En seguida, el poeta mandó a su familia para invitar a Huan Yi a que le interpretara alguna pieza de su repertorio. Conocedor de la fama de Wang Ziyou, el músico interpretó tres piezas musicales con un qín sentado en la orilla del río mientras que el poeta le escuchaba tranquilamente desde el barco. Nada más acabar, Huan Yi volvió a su carro y se marchó sin que los dos cruzasen ninguna palabra, aunque sí que tuvieron un intercambio intelectual y espiritual. Esta música, que destaca la capacidad de la apreciación de belleza por parte de los seres humanos mediante el carácter impoluto, aromático y resistente al frío de la flor del ciruelo, llegó a difundirse a lo largo de la historia.