Historia del Pato Laqueado de Beijing

2012-12-25

Si hay un emblema culinario en Beijing es el pato laqueado, mundialmente famoso y conocido por los chinos como “el primer plato bajo el cielo”. Originalmente llamado shaoyazi, comenzó siendo preparado únicamente para el disfrute del emperador de la dinastía Yuan. Sin embargo, con la llegada de la dinastía Ming, el plato formó parte del menú de toda la corte imperial. Para el período Qianlong (1736-1796) de la dinastía Qing, su popularidad se extendió a las clases altas y sirvió de inspiración para poetas y eruditos.

En Beijing, el pato laqueado tiene dos escuelas claramente definidas: el pato preparado en un horno “sin puertas”, hecho por la cadena de restaurantes Quanjude (que en chino significa “reunión de virtudes”), y el pato preparado en un horno “en el que no hay llamas”, a cargo de la cadena Bianyifang (creada en 1855). La diferencia entre ambas escuelas radica en que la primera usa un fuego visible, cuyo combustible proviene de árboles frutales (si es de dátiles, mejor); mientras que la segunda usa un fuego no visible, cuyo combustible deriva de los tallos de mijo.

Desde mediados del siglo pasado, el pato laqueado se fue convirtiendo en un símbolo no sólo beijinés, sino nacional. Por ejemplo, durante su primera visita a China, el influyente Henry Kissinger, ex secretario de Estado de Estados Unidos, probó este platillo en el almuerzo y quedó fascinado con su sabor. Al día siguiente, chinos y estadounidenses suscribieron una declaración conjunta en la que invitaban al entonces presidente de EE.UU. Richard Nixon a visitar China en 1972. No son pocos los que creen que el pato laqueado fue uno de los factores detrás del histórico acercamiento entre ambas naciones. El pato laqueado, particularmente el ofrecido en Quanjude, ha sido también uno de los platos favoritos de diferentes líderes políticos, que van desde el ex presidente cubano Fidel Castro hasta el ex canciller alemán Helmut Kohl.

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