Los espejos de bronce, al igual que los espejos de cristal modernos, fueron un artículo de uso cotidiano ampliamente utilizado en la antigüedad. Su superficie es tan pulida y lisa que es capaz de reflejar la imagen del que se pone delante, mientras que en su reverso normalmente está provisto de un asidor. Además, la decoración de estos espejos los convertía a menudo en obras de arte. La mayoría de los espejos de bronce auténticos se han extraído de tumbas antiguas, y las familias más antiguas han conservado algunos de generación en generación.

En China se empezaron a usar espejos ya en el siglo once antes de Cristo. Más tarde, durante el periodo de los Reinos Combatientes, fueron muy populares entre la población. En esta época, los espejos estaban decorados con patrones de líneas simples o dobles, además de con los tradicionales motivos de caras de animales, flores, hojas, dragones y fénix.

Durante la dinastía Han del Oeste, los espejos de bronce utilizados eran relativamente gruesos y pesados. La mayoría de los patrones decorativos en esta época consistían en formas geométricas, figuras sobrenaturales o animales, acompañados de inscripciones de tres o cuatro caracteres que transmitían mensajes tales como “amor eterno”, “inolvidable”, “abundancia eterna” o “felicidad duradera”.
Durante las dinastías Song y Yuan, se fabricaron todo tipo de espejos de bronce, con una gran variedad de formas: redondos, rectangulares, romboidales, octagonales, o con asa. A partir de la dinastía Qing, sin embargo, el espejo de bronce empezó gradualmente a perder popularidad frente al espejo de cristal.
En la imagen se muestra un espejo considerado un tesoro de la dinastía Han del Oeste. De 11,5 centímetros de diámetro, al igual que la mayoría de los espejos de la época, lleva los clásicos patrones e inscripciones en el reverso y puede verse en el Museo de Shanghai. Cabe destacar que este espejo posee una característica muy especial: cuando la luz se refleja sobre su superficie pulida, el espejo devuelve el reflejo a la pared de enfrente, y, con él, también las inscripciones y motivos decorativos que tiene en el reverso, como si la luz hubiera penetrado el espejo de lado a lado. Durante muchísimo tiempo, los científicos fueron incapaces de encontrar ninguna explicación al fenómeno, por lo que este espejo llegó a conocerse como “el espejo mágico”. Sin embargo hoy en día se venden reproducciones del espejo como souvenirs para turistas, y gozan de una gran aceptación.