Hace unos 4.000 años, un hombre llamado Peng Zu (彭祖) inventó un tipo de sopa llamada zhigeng (雉羹), por la que sería recordado para la posteridad como uno de los mayores maestros de la gastronomía china. El zhigeng era un plato delicioso de un aroma exquisito que pretendía además ser más eficaz que un medicamento.
La alimentación es uno de los pilares fundamentales de la cultura china. Este hecho se ve incluso reflejado en el idioma cotidiano pues un dicho muy común afirma que “la comida es el paraíso para las personas” (民以食为天). Desde los tiempos más remotos, la humanidad se ha esforzado por mejorar sus técnicas culinarias con vistas a conseguir platos cada vez más deliciosos, ya no solo para saciar el apetito, sino también como una forma de deleite personal. Ello se acentuó aún más con el descubrimiento de la importante influencia que la alimentación tiene en la salud. Hace unos 4.000 años, un hombre llamado Peng Zu (彭祖) inventó un tipo de sopa llamada zhigeng (雉羹), por la que sería recordado para la posteridad como uno de los mayores maestros de la gastronomía china. El zhigeng era un plato delicioso de un aroma exquisito y cuyas propiedades sirvieron a este antiguo cocinero para poner en práctica dos de sus principios teóricos: la estrecha relación existente entre los orígenes de la alimentación y la medicina; así como la posibilidad de que una nutrición sana fuera aún más eficaz que un medicamento.
El nombre original de Peng Zu era Jian Keng (篯铿). Nacido en el territorio que hoy ocupa la ciudad de Xuzhou (徐州), en la provincia de Jiangsu, fue uno de los precursores de la doctrina taoísta de la antigua China. Fue el primer maestro de las técnicas culinarias chinas, el inventor del qigong, el fundador de la cultura de las artes marciales en China y el primer erudito nombrado en los escritos y registros sobre hábitos de vida saludables. Peng Zu fue desde pequeño un amante de la gastronomía. Su especialidad era el zhigeng que, a pesar de no ser más que una sopa de pollo, logró ejercer una gran influencia a lo largo de la historia, puesto que además de ser el primer plato famoso registrado en los libros antiguos chinos, también se convirtió en el protagonista de una leyenda que se ha transmitido de forma oral durante generaciones.
Dicha tradición transcurre durante el periodo de mandato del emperador Yao, quien fue uno de los míticos Tres augustos y Cinco emperadores, en una época en que la enemistad gobernaba el mundo. Todas las tribus batallaban entre sí de forma incesante mientras las continuas inundaciones hacían muy difícil la vida para los ciudadanos, que sufrían para sobrevivir bajo unas condiciones inhumanas. Tras innumerables años intentando controlar los efectos devastadores de las inundaciones, el emperador Yao acabó exhausto por el intenso trabajo que ello suponía. La entrega con la que se dedicó a trabajar por sus ciudadanos, y la preocupación para que estuvieran seguros, acabaron provocándole una enfermedad que lo confinó a pasar su tiempo postrado en cama. Dejó de comer y de beber y se quedó sumido en un estado en el que sus días parecían estar contados.
Cuando el hecho llegó a oídos de Peng Zu, este se entregó de inmediato al estudio de los manuscritos de medicina. Con el conocimiento recabado por la investigación, así como por su propia experiencia, elaboró una sopa de pollo que rompía con los patrones de la cocina de su época. Cuando le ofrecieron el plato al emperador, que llevaba varios días sin salir de la cama, se incorporó rápidamente, atraído por el embriagador aroma del guiso y devoró hasta el último sorbo de aquel manjar. Al día siguiente se levantó, por fin, del lecho de su postración y continuó administrando los asuntos políticos con una gran sonrisa dibujada en sus labios. A partir de entonces, esta sopa de pollo se convirtió en una parte imprescindible de su dieta diaria, gracias a lo cual, aunque la situación del gobierno seguía siendo caótica porque las inundaciones no cesaron, el emperador no volvió a enfermar y logró reinar durante 70 años. Quienes lo rodeaban no pudieron evitar preguntarse qué era lo que hacía tan especial a ese caldo de pollo de Peng Zu pues, al fin y al cabo, presentaba la apariencia de una sopa normal y corriente. Lo que no sabían era que tenía un ingrediente secreto, que era el responsable de aportar grandes beneficios al plato que preparaba con tanta dedicación.
En su obra Peng Zu Yangdao (彭祖养道) quedaba por fin desvelado el misterio: “lo que ingería el emperador eran semillas naturales de Camellia oleifera”, es decir, una planta originaria de China de cuyas semillas se extrae un aceite comestible comúnmente conocido como aceite de té. Como Peng Zu conocía las propiedades de estas semillas, había añadido varias en la sopa de pollo como remedio para los problemas de salud del emperador Yao. Agradecido por su ayuda, el emperador decidió conferirle el título de gobernante de la ciudad de Peng, donde los descendientes del maestro continuaron viviendo durante más de 800 años, originándose así la leyenda según la cual el mismo Peng Zu podría haber llegado a vivir ocho siglos.
Peng está situada en el distrito de Tongshan, en la ciudad de Xuzhou. Su riqueza cultural es conocida en China, pues por toda la ciudad se pueden encontrar rincones que rememoran la vida de Peng Zu, entre los que se hallan el templo y el jardín que llevan su nombre, y la montaña Da Peng. Precisamente por el vínculo existente entre este lugar y el maestro, la ciudad se convirtió en la cuna de la cultura culinaria del país y, por ello, se la distingue como “la capital de la gastronomía china”. El legado de Peng Zu ha tenido una influencia trascendental en el recetario de Xuzhou. Para sus habitantes es imprescindible desayunar un tipo de sopa denominado sha o sa (饣它汤, también representada por los caracteres: 啥汤 y 饦汤) para empezar con buen pie el día. Este tipo de caldo no es más que una evolución de la antigua sopa de pollo creada por el maestro. Además de carne de dicho animal y de cerdo, el plato también contiene todo tipo de ingredientes y de hierbas medicinales y su delicioso sabor se consigue alternando su cocción a fuego lento y rápido durante 12 horas. El aroma a sopa que se puede percibir cada mañana por las calles de Xuzhou es la esencia del amanecer en este lugar.
Durante el reinado de Qianlong (乾隆), de la dinastía Qing (清, 1644-1911), el emperador viajó a Jiangnan (territorios al sur del río Yangtsé) en numerosas ocasiones. Existe el rumor de que en uno de sus paseos por las calles de Xuzhou probó una sopa tan deliciosa que no pudo evitar preguntar con entusiasmo al cocinero qué tipo de guiso le había preparado. Tras indicarle que se trataba de la sopa sha, el emperador, intrigado, volvió a dirigirse al cocinero para preguntarle cuál era el carácter utilizado para representar su nombre. Este hombre, cuya formación cultural era muy limitada, decidió inventarse un carácter para contentar al emperador con su respuesta. Para la parte izquierda del carácter utilizó el radical de comida “饣” (shí) y para la parte derecha eligió el carácter “它” (tā). A partir de entonces dicho carácter inventado por el cocinero adquirió tal fama que hoy en día se sigue utilizando para dar nombre a la sopa. El emperador, aunque no reconoció el carácter, dio por buena la respuesta que había recibido pues seguía encantado por el sabor del plato que estaba degustando y al que calificó como “la mejor sopa del mundo”.