El "té de la mañana" y el relajado estilo de vida de Guangzhou

2018-01-16

A los habitantes de Guangzhou les encanta el "té de la mañana" (早茶, zǎochá). Aquí el té no es algo que se beba sin más. La expresión "una taza y dos dimsum" hace referencia al desayuno de los cantoneses. Los salones de té abren aproximadamente de cinco de la mañana a siete u ocho de la tarde. Se llenan de comensales desde las primeras horas del día y generan un ambiente muy animado.

A Beijing, Shanghái y Guangzhou en China se las reconoce como ciudades de primera categoría. Cuando se habla de beishangguang (北上广, abreviaturas de las ciudades arriba mencionadas), en general se imagina a gente bien vestida para ir al trabajo. Efectivamente, durante la entrada y salida del trabajo se puede presenciar este paisaje en Guangzhou, donde el ritmo de vida es muy rápido y todo el mundo tiene prisa. Sin embargo, esto no impide que la gente disfrute de los placeres de la vida, como los salones de té, donde se puede degustar el sabor más auténtico de esta ciudad.A los cantoneses les encanta tomarlo, sin importar cuándo, pero su momento favorito es el "té de la mañana" (早茶, zǎochá). Aquí el té chino no es algo que se beba sin más. La expresión "una taza y dos dimsum" hace referencia al desayuno de los cantoneses. Por eso, mucha gente dice "comer el té de la mañana" (吃早茶) en vez de "beber el té de la mañana" (喝早茶). Sin embargo, también se dice "disfrutar el té de la mañana" (叹早茶), lo que demuestra la importancia que esta bebida tiene aquí.

Los salones de té existen desde hace mucho tiempo; abren aproximadamente de cinco de la mañana a siete u ocho de la tarde. Se llenan de comensales desde las primeras horas del día y generan un ambiente muy animado. El té de la mañana no solo se "come" para llenar el estómago, sino que se entiende también como una forma de ocio. La gente calienta las teteras, piden varios platos de tapas cantonesas, conocidas como dimsum (点心, diǎnxin en mandarín), y charlan mientras beben té para que no se les seque la boca y al tiempo que se deleitan con un bocado de delicioso dimsum. Los días de trabajo, la gente corre en masa hacia sus oficinas tras tomar el té de la mañana, pero los jubilados se quedan cuatro o cinco horas más hablando en los salones de té. Aquellos que visitan Guangzhou también acuden a estos salones para experimentar el estilo de vida del lugar.

Durante la dinastía Qing (清, 1644-1911), había en Guangzhou un pequeño restaurante llamado "Yi Li Guan" (一厘管) de cuya puerta colgaba un cartel que decía "Té y hablar" (茶话). Aunque este pequeño restaurante era muy humilde, recibía muchos comensales a los que ofrecía un lugar donde reposar y conversar, al tiempo que disfrutaban de té y dimsum. Más tarde, el restaurante se puso de moda y poco a poco se convirtió en una casa de té. Se fue haciendo más grande, sumando pisos y mejorando su decoración, hasta convertirse en un salón como los de ahora.

Desde tiempos antiguos, el comercio en la zona de Guangzhou ha sido muy fructífero y el éxito de este establecimiento tiene una estrecha relación con el comercio. Todavía hoy muchas personas hablan de negocios en estos salones de té. Con el paso de los años, la economía de Guangzhou se ha desarrollado de forma rápida y estos lugares han prosperado hasta convertirse en una parte esencial del relajado estilo de vida de la ciudad y en todo un símbolo de su colorida cultura.

Existen muchos salones de té antiguos con gran reputación en Guangzhou, como por ejemplo, el Tao Tao Ju (陶陶居), el Lian Xiang Lou (莲香楼) o el Dian Du De (点都德), entre otros. El primero de ellos abrió sus puertas durante el reinado del emperador Guangxu (光绪), en la dinastía Qing, y actualmente cuenta con más de un siglo de historia. La mayoría de turistas que visitan Guangzhou acuden a este centenario salón de té para probar las especialidades locales, como el liushabao (流沙包, bollo al vapor relleno de crema de yema), chashaobao (叉烧包, bollo relleno de cerdo a la barbacoa), xiajiao (虾饺, empanadas al vapor rellenas de gambas) y otras especialidades culinarias. Todo ello va siempre acompañado de un buen té rojo, verde, oolong o de jazmín. Esta bebida es algo más que un té y estas delicias tienen algo que va más allá de su sabor. El té de la mañana es un sinónimo del relajado ritmo de vida de Guangzhou, cuyos salones de té y su amistoso ambiente se han convertido en una forma de vida imperecedera de esta ciudad.

Instituto Confucio


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