Música cantonesa: La prodigiosa música del sur de China

2018-10-08

La música cantonesa, a pesar de que se originó a principios del siglo XX en la zona dialectal del cantonés –que incluye la capital provincial de la provincia de Guangdong y el Delta del río de la Perla–, no tardó en hacerse popular dentro y fuera de China. A partir de las melodías folklóricas de esta comarca y de algunas piezas musicales de la Ópera de Guangzhou, y a lo largo de sus casi 300 años de formación y desarrollo, la música cantonesa integra elementos musicales provenientes de la antigua China y de la variedad folklórica de Jiangnan (en el sur del río Yangtsé).

En un principio la música cantonesa era utilizada únicamente para conectar las escenas distintas de la Ópera de Guangzhou o servir de melodías para resaltar las actuaciones, con lo cual la música de esta zona no pudo reivindicar su identidad como una variedad musical individual, ni tampoco obtener la denominación de “música cantonesa” hasta los años 20 del siglo pasado.

Una característica fundamental de la interpretación de esta variedad musical se centra en el uso frecuente del glissando junto con un estilo y calidad peculiar por la agrupación de varios instrumentos. En los primeros conciertos se solía recurrir a instrumentos como el violín de dos cuerdas, el violín chino, el violín de tres cuerdas, la guitarra de cuatro cuerdas en forma de luna y la flauta china, mientras que en las piezas de solo se utilizaba primero la pípá (guitarra china de cuatro cuerdas o 琵琶) y el yángqín (dulcémele chino de cuerda percutida o 扬琴), que más tarde cedieron el protagonismo a otros instrumentos como el gāohú (una variedad de violín chino o 高胡). Asimismo, la melodía de la música cantonesa se caracteriza por su fluidez, aspectos naturales y animación, destacando su toque cultural que nos sumerge en esta región.

Perteneciente a la música programática, la cantonesa tiende a emplear una estructura más sencilla y fácil, una amplia extensión musical, melodías variadas y ricas junto con una heterogeneidad de métodos aplicados para reproducir o describir el paisaje natural, los objetos reales o la vida cotidiana, o simplemente expresar los sentimientos y las emociones. Teniendo en cuenta que los temas que se tratan en la música cantonesa apenas tienen enfoques en la sociedad o la vida humana, se hace patente que su función está centrada en entretener y relajar a la audiencia mientras moldea su carácter.

En la actualidad el número total de piezas musicales inscritas en esta variedad cantonesa ha superado las 300 obras, entre las cuales hay unas 50 clásicas que han conseguido difundirse ampliamente dentro y fuera de China. Así, destacan obras representativas tales como Hantianlei (El trueno), Daochuilian, Yudabaojiao (Las gotas de lluvia golpean las hojas de banana), Sailongduojing (Los barcos de dragón en competición), Emayaoling (La campanilla y caballo), Pinghuqiuyue (La luna otoñal asoma por el lago pacífico), Bubugao (Paso a paso hacia arriba), Niaotoulin (La entrada de pájaros en el bosque), Chanyuanzhonsheng (Campanas en el monasterio), Yuyouchunshui (Peces en el agua primaveral), Chunjiaoshima (Montar caballos en primavera), Shanxiangchunzao (La llegada de la primavera en la montaña), Xikailian (La primera hozada) y un largo etcétera.

La pieza Yudabaojiao (Las gotas de lluvia golpean las hojas de banana), siendo una de las músicas más conocidas de su época, destaca por las técnicas del staccato y el glissando aplicadas en una melodía clara y fluida, imitando el sonido de la caída de la lluvia en las hojas de la banana mecidas por la tempestad, y al mismo tiempo destacando la felicidad de la gente por el chubasco oportuno que acaba con el bochorno estival.

Sin embargo, en la obra Emayaoling (La campanilla y caballo), a través de recurrir a técnica variada del staccato o ritmo cambiante, presenta una imagen donde un caballo hace sonar una campanilla.

La pieza más representativa del prestigioso compositor cantonés, Lü Wencheng, titulada Pinghuqiuyue (La luna otoñal asoma por el lago pacífico), fue elaborada durante un viaje a Hangzhou en pleno otoño donde el bello paisaje le tocó la fibra sentimental. Esta música, considerada como una de las mejores melodías entre todas las obras instrumentales chinas, combina diversos estilos extraídos de la variedad folklórica de la provincia de Zhejiang y de la de la Guangdong, a fin de expresar fielmente los sentimientos que concibió el compositor.

La danza del dragón que se celebra en las festividades folklóricas chinas simboliza las aspiraciones de los chinos, con lo cual la música titulada Longfeifengwu (El dragón volador y el fénix bailador) pone de relieve el ritmo y la fuerza, imitando los pasos de los bailarines que avanzan, retroceden o dan vueltas. Los instrumentos empleados, el gong, la trompeta china y otros de cuerda, muestran un aspecto de felicidad y armonía.

La música Hangongqiuyue (La luna otoñal en el Pabellón Han), conocida también como Santanyingyue (La imagen de la luna reflejada en los Tres Estanques), era una música de carácter melancólico antes de su adaptación. Se le eliminó el tono triste y se le añadieron muchos elementos típicos de la música cantonesa con pinceladas melódicas del norte, aportándole un estilo fuerte e ininterrumpido, delicado y suave.

En realidad, allá donde haya chinos de ultramar, habrá música cantonesa, pues la mayoría de emigrantes proceden de esa región y esas melodías les sirven como recuerdo de su pueblo natal y como nexo cultural de unión entre ellos y China.

Instituto Confucio


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