La leyenda china dice que, en el palacio de la Luna, vive unconejo de jade quien no sólo acompaña a la solitaria diosa Chang’e, sinotambién se encarga de elaborar el elixir de la inmortalidad.
A lo largo de la historia, ese conejo celestial veníaconvirtiéndose en el Señor Conejo - se pronuncia “tur ye” en el dialectocapitalino - del folclore de Beijing.

En sus figuras de arcilla, el Señor Conejo se viste deguerrero y con toda clase de colores festivos; tiene dos orejas largas yrosadas, las cejas en forma de llamas ardientes, tres labios finos y los ojos brillantes.Se cree que él es de buen humor y corazón gentil, con poderes que curan malesde cualquier tipo, y una dignidad inspiradora por ser una deidad hecha yderecha.
“Por eso no debe parecerse a los dibujos animados que sólopretenden divertir”, me explicó Zhang Zhongqiang, artesano de la quintageneración de especialistas locales que se dedican a la creación de las figurasde barro del Señor Conejo.
“Pero tampoco debe verse demasiado serio, pues no queremosque la seriedad haga alejarse a los jóvenes de hoy día”, dijo el artesanobeijinés de 53 años de edad.

La leyenda Los documentos de la dinastía Ming (1368-1644)describen que los habitantes de la ciudad capital de Beijing invitaban lasfiguras del Señor Conejo a sus hogares en ocasión del Festival del Medio Otoño,como parte de las tradiciones en veneración de la Luna, junto con comer lospasteles de luna.
Los adultos pedían salud y paz al Señor Conejo puesto en elaltar a la Luna mientras los niños admiraban su imagen bonita, narraba Lao She,escritor beijinés, en un ensayo nostálgico que él publicó en destierro por laguerra.Cuando el abuelo salió a la calle queriendocomprar un Señor Conejo pero no encontró ningún puesto que lo vendía, seentristeció porque ello evidenciaba cuánto daño había hecho la guerra en lapoblación, hasta que le había quitado la alegría inocente que simbolizaban lasfiguras del Señor Conejo en hora de apreciar la Luna llena.

Lamentaba el dramaturgo en su obra maestra “Cuatrogeneraciones bajo el mismo techo”
El folclore sobrevivió las turbulencias de la guerra, graciasal corazón nostálgico de los beijineses que tanto aprecia y cuida sustradiciones, desde los Templos del Sol, la Luna, el Cielo y la Tierra, hastalas refinadas figuras de barro pintadas con la cara guapa del Señor Conejo.El Artista Zhang Zhongqiang no había ido aninguna escuela de capacitación profesional para hacer las figuras del SeñorConejo. Dijo que su preparación más fundamental fue la infancia pasada en loscallejones de Liulichang, antiguo centro de artesanía de la capital.

El proceso de crear la figura del Señor Consejo con el barro,pintarlo, decorarlo y darle una historia de fondo, “es más bien una afición queun trabajo”, dijo Zhang.
Si usted conoce la capital china, sabrá que aquí la gentehereda de sus antepasados un código de conducta tan complejo que cualquier actotendrá un significado simbólico, al igual que el Palacio Imperial donde cualquierdetalle - cada línea decorativa, o color de pintura - tiene el por qué, yseguramente se trata de alguna creencia que data de milenios.El Señor Conejo también. No es un conejocualquiera, y sus figuras se elaboran a base tanto de la agilidad del artesanocomo de su conocimiento. Por ejemplo, el Señor Conejo vestido de guerrero perosólo lleva una bandera en la espalda. Es una regla. - “Si ves más de unabandera, es piratería”, aclaró el artesano.

Desde principios de los años 90, dados los flujos de turistasextranjeros que cada vez más frecuentan la capital china, Zhang comenzó a crearfiguras del Señor Conejo para venderlas como souvenir a los visitantesprocedentes de tierras lejanas.
Actualmente tiene él dos tiendas que se parecen a dospequeños museos, con figuras del Señor Conejo en toda forma que se puedeimaginar: montado al tigre, o lleva sobre los hombros una peluquería ambulanteque se veía en las calles de la antigua Beijing...“No planeo poner el negocio en línea, porqueprefiero que la gente entre en la tienda para conocer las historias del SeñorConejo, para tener una experiencia única y personal”, explicó.

El maestro El dinero no es lo que Zhang Zhongqiang busca consu afición, algo que se ha transformado de una pasión personal en una noblecausa de preservación de un patrimonio cultural que va desapareciendo en mediode la selva del cemento.“Una empresa me vino a pedir el uso de la imagendel Señor Conejo en su producto que es la suela del zapato, y desde luego lerechacé la oferta”, contó Zhang. “El Señor Conejo es mucho más que un solodibujo, y jamás lo vendo por dinero”.

Para el artesano, quien dedica mayor parte de su tiempo y energíaa dar clases de arte en las escuelas primarias y secundarias, es más importantepasar la leyenda del Señor Conejo a las futuras generaciones que lograr éxitoscomerciales.
Zhang pasa la semana en un taller de la segunda escuelaprimaria experimental, enseñando a los niños cómo hacer figuras del SeñorConejo, desde el diseño y el significado de cada postura y cada detalle, lafabricación del molde, crear el cuerpo en dos partes, ventilarlas durante días,pegarlas en un conjunto, hasta pintar y decorar al Señor Conejo con finospinceles chinos.“El Señor Conejo se viste de una chaqueta defuncionario celestial de color rojo, porque según la leyenda de la antigüedad,él es un miembro importante de la corte celestial; su armadura es dorada ybrillante porque él también es un luchador invencible contra todo el mal”,explicó Zhang a los jóvenes curiosos.

Cuando el Señor Conejo monta a un elefante, quiere decir quese cumplirán todos los deseos de quién le pida; cuando monta a un kirín -bestia mitológica de la China antigua compuesto de cuatro animales del ciervo,el dragón, el toro y el caballo - simboliza la fertilidad y la prosperidad familiar;cuando monta al tigre, ahuyentará la mala suerte...“No se olvida de que el Señor Conejo provienedel Palacio Lunar, donde su deber es golpear las hierbas divinas en un morteropara elaborar la medicina que cura las enfermedades de la Tierra”, contaba elmaestro a sus discípulos jóvenes, mostrando la manera apropiada de precisar elcontorno de un palo en las manos del Señor Conejo.

Varios centros docentes en la capital china han extendido lainvitación a Zhang para que dé clases o conferencias a los estudiantes sobre elarte y las costumbres tradicionales.
Además del antiguo arte plástico representado por el SeñorConejo, también se han abierto talleres de las óperas de la sombra, los artesmarciales, las danzas folclóricas... “La entrada en el campus de lospatrimonios intangibles puede ayudar a los estudiantes a comprender la culturatradicional desde una edad joven”, afirmó Guo Hongwei, vice rectora de laEscuela Experimental de Daxing.

“Los niños se han enamorado de las cosas que quizás se hayanquedado en el olvido de nosotros los adultos”, dijo la educadora.
Pues Zhang no tiene la ambición de conmover a la juventudpara que ésta se dedique a heredar la artesanía tradicional.
“Los jóvenes tendrán opciones ilimitadas cuando alcancen laedad adulta”, dijo a Xinhuanet. “Me basta con saber que de mí han aprendidoalgo de la cultura tradicional y lo guardan en el corazón”.