Las bodas son conocidas normalmente en China como el “Evento rojo” por el color rojo dominante que se usa en las ceremonias tradicionales. La novia se viste con un vestido y un velo rojo, y va sentada en una silla de manos de seda del mismo color. Además, en las puertas, ventanas, árboles, y paredes del palanquín se pone el carácter Xi, que significa felicidad.
Hoy en día, una boda común transcurre más o menos de la siguiente manera:

Después de que una nueva pareja se compromete, se escoge un día auspicioso para celebrar la ceremonia de la boda. Mucha gente escoge días festivos o correspondientes a los festivales tradicionales e invitan a un montón de conocidos y familiares a que participen en la boda. Escoltar a la novia hasta la casa del novio es el punto álgido de la ceremonia. La novia llevará consigo a la casa del marido su dote, que está normalmente envuelto en seda roja, ese mismo día, y lo hará acompañada de su hermana o de su dama de honor. Finalmente, será entregada al marido por su padre. Al llegar a la casa del marido, la pareja llevará puesta o sujetará entre las manos alguna pieza de seda roja y hará las respectivas reverencias al cielo y la tierra, a los padres y el uno al otro. La novia normalmente lleva también un velo rojo en la cabeza, que sólo puede ser levantado por el marido en la cámara nupcial. Esta tradición se debe a que las mujeres solteras mayores de 12 años en la antigua China no tenían permitido ver a ningún hombre, incluso siendo parientes. La función del velo era que el novio fuera el primer hombre en ver a la novia después del padre.

Hay además una leyenda sobre porqué la novia lleva un velo rojo. La leyenda cuenta que al principio había un hermano y una hermana llamados Fuxi y Nuwa, los cuales formaron pareja con el fin de continuar la raza humana, pero a los que les resultaba tan violento acostarse juntos que Nuwa se cubrió el rostro con una tela. Se cree que este es el origen del uso del velo.

En la noche de bodas, los parientes y demás invitados entran en la cámara de la novia para bromear y jugar con los recién casados, de acuerdo con una superstición que dice que pueden haber zorros u otros espíritus malignos en la habitación, y que los juegos les harían huir de allí. En algunas zonas, la suegra puede llegar a inspeccionar las sábanas tras la noche de bodas para asegurarse de que su nueva hija era en efecto virgen antes de casarse, aunque esta tradición fue prácticamente abandonada hace ya mucho tiempo.