
Se trata de una historia del Viaje al Oeste, una de las cuatro novelas clásicas chinas. Por falta de armas buenas, el Rey Mono fue al Palacio de Cristal, el Palacio del Dragón, a pedir prestadas armas. El Rey Dragón le mostró sucesivamente una lanza de 1.800 kg y una alabarda de 3.600 kg. Pero ambas le parecían ligeras al Rey Mono.
Creyendo que no era capaz de llevarse la aguja divina Dinghai Shenzhen (Aguja Divina que Puede Pacificar el Mar), un arma poderosa que pesaba 6.750 kg, el Rey Dragón le mostró al Rey Mono la aguja divina. Al ver Dinghai Shenzhen, el Rey Mono dijo: "Era demasiado gruesa y demasiado larga." Inesperadamente, la aguja divina se redujo y se convirtió en un palo fino. Tras jugar el palo un rato, gritó: "¡Pequeño! ¡Pequeño!" Y el palo dorado se hizo una aguja fina. Muy contento, el Rey Mono la metió en su oreja.
Antes de volver a la montaña Huaguo, el Rey Mono también pidió prestados al Rey Dragón una corona de oro, una armadura de oro y un par de zapatos de tela con bordado de nubes. Muy bien puesto, el Rey Mono se marchó con el palo dorado en mano.