Pasea por una zona desconocida de Tian’anmen en el Día Nacional

2018-10-09

¿Qué es lo primero que te viene a la mente cuando piensas en Tian´anmen? ¿El Museo Palacio, el Monumento a los Héroes del Pueblo o el Mausoleo de Mao Zedong? En estas breves vacaciones por el Día Nacional, acompáñanos a dar un paseo por las cercanías de Tian´anmen. No importa que seas un residente de Beijing o que seas un turista que viene de visita procedente de tierras lejanas, créenos que tendrás una experiencia completamente nueva.

Al avanzar por la franja de jardines que se extienden por Sanlihe, al este de Qianmen, en Beijing, podrás percatarte de que aquí no llega el bullicio ni el ajetreo de la ciudad. Aquí solo pasa “el agua entre calles y callejones, al lado de los atrios”.

Las casas del los hutong de la zona del río Sanlihe, ubicado en el corazón de Beijing, comenzaron a construirse en 1437 y cayeron en el olvido a finales de la dinastía Qing. En mayo de 2017, tras una renovación de medio año aparecieron otra vez en Qianmen, mostrando al mundo el encanto histórico de “los puentes, los riachuelos y las moradas”

El Sr. Yi, de 75 años, vivió en los alrededores de este lugar y solía venir aquí a jugar cuando era niño. El año antepasado se mudo de este sitio. Hoy ha venido a ver el lugar junto con su antiguo vecino, el Sr. Zhang y ha notado que el cambio es enorme. Dice que “antes aquí había hutong por doquier, y con las remodelaciones actuales, se ha recuperado el encanto de la historia, el entorno en el que viven las personas ha tenido indudablemente una gran mejora”.

La octogenaria abuela Tian ha vivido más de 80 años en Sanlihe, y aún vive aquí, continuando con el estilo de vida del viejo Beijing, entre riachuelos y sauces. A menudo, disfruta de paseos con sus vecinos a lo largo de Sanlihe. Estos abuelos del viejo Beijing, junto con su forma de vida, han pasado a constituir el escenario folclórico de Sanlihe.

Durante más de un año cientos de turistas acuden a este sitio atraídos por su reputación. Tras haber visto la majestuosidad del Museo Palacio y la vastedad de la Plaza Tian’anmen, vienen a las orillas de Sanlihe a sentarse y a saborear un rato el recuerdo del viejo Beijing, sintiendo la vida de los moradores del sitio. Sus expresiones, tranquilas y calmadas, son probablemente la más fiel interpretación de la belleza de la vida.

Avanzando en dirección oeste por la franja de jardines de Sanlihe, al pasar la calle, se alcanza a ver en enormes letras sobre un estilizado arco de acero el nombre Xianyukou. La zona de callejuelas de Xianyukou está ubicado en la parte exterior de Zhengyangmen, en el extremo este de la avenida Qianmen, construido a inicios de la dinastía Ming y cuya historia se remonta 570 años atrás. Durante la dinastía Qing este era un lugar en donde se comerciaba con pescado, y de ahí su nombre, al que originalmente se le conocía como “a la entrada Xianyukou para la venta de pescado y a la salida Dazhalan para el comercio de mercancías”.

En 1999, Xianyukou se incorporó como una de las 25 zonas de conservación histórica y cultural del Municipio de Beijing. En 2006, con las transformaciones a los antiguos distritos de la capital, se demolió el viejo hutong Xianyukou. El 8 de mayo de 2011 se abrió oficialmente al público el paso culinario Laozihao (tiendas con tradición legendaria) de Xianyukou tras una renovación. Laozihao, una calle de delicias gourmet, posiciona al “sabor típico de Beijing y a la gastronomía clásica”, y congrega a numerosas marcas tradicionales como los restaurantes de pato beijingnés Quanjude, Pianyifang, o de paté, como Tianxinju.

En el paseo culinario de Xianyukou, la mayor experiencia es la fusión de lo viejo y lo nuevo. Pese a que los restaurantes de aquí son nuevos, todos ello son, por el contrario, la continuidad de las peculiaridades del viejo Beijing. Los carteles de brillantes colores y estilos, además de los letreros de las tiendas de estética antigua, los dísticos que cuelgan de las columnas, incluidos los auspiciosos farolillos rojos, todos ellos hacen que esta zona de callejuelas encierren en mayor medida la elegancia y simpleza de lo antiguo. En este lugar, ya sea que se beba un tazón de caldo de judías verdes, un bocadillo de salchichas rellenas o que se saboreé el pato beijingnés, los sabores del viejo Beijing satisfacen plenamente el gusto de los comensales.

Al llegar el medio día, pueden observarse grupos de turistas que vienen de lejos para degustar las delicias culinarias, al igual que pueden observarse incontables residentes de Beijing que viven en los hutong de los alrededores, y que vienen a probar el sabor tradicional de los locales laozihao. El Sr. Sun, quien vivió en Xiangyukou, es un beijingnés típico. Tras jubilarse, el Sr. Sun, amante de la vida y de los entornos jubilosos, viene con regularidad a este lugar a degustar los bocadillos tradicionales de Beijing y a recordar la vida de antaño.

Al llegar al extremo final del paseo culinario Xianyukou, salta a la vista una célebre calle comercial de Beijing, la Avenida Qianmen. Con una extensión de 845 metros y ubicada en el centro de Beijing, a solo 800 metros de la Plaza de Tian’anmen, era un camino obligado por el que pasaba el emperador para oficiar ceremonias de veneración en el Templo del Cielo.

En esta calle, sobre la que se lleva a cuestas la cultura del viejo Beijing y las huellas de la historia, no solo se aprecia el ayer y el hoy de Beijing, sino que también se siente la transición de la época y el cambio de la vida. El tranvía, tiendas departamentales con un siglo de antigüedad y artículos folclóricos elaborados a mano dibujan con colores indelebles la historia, y emblemáticos sitios como el Museo de Madame Tussauds, los museos de experiencias en miniatura o las salas de realidad virtual hacen que esta antigua calle irradie una vigorosidad nueva.

El 11 de septiembre, el mueseo Little Big City de Beijing, un centro de experiencias en miniatura de Asia, abrió oficialmente sus puertas. Un asistente del museo explica que las experiencias en miniatura “feel it all” emplea efectos de luz y sonido modernos y tecnología interactiva multimedia para “resucitar” la historia y narrar las historias de la ciudad desde las dinastías yuan, ming, qing, incluido el periodo de la República China hasta la época contemporánea, con lo que se consigue que los visitantes hagan una exploración a lo largo de miles de años de historia.

El pabellón de ciencia y tecnología cultural, “El arca del horizonte”, a unos cuantos pasos, arroja luz a la creatividad cultural. Según un asistente, el pabellón toma a las herencias intangibles como lo principal, y fusiona realidad virtual, realidad aumentada, sensaciones 5D, impresión en 3D, proyecciones holográficas con láser e interacciones inteligentes, entre otros formas creativas, con los que los visitantes rebasan los límites del espacio y experimentan el hecho de estar en los lugares, disfrutando de forma omnipresente sitios históricos, la creación de herencias intangibles y hechos históricos.

Como calle comercial, Qianmen no solo lleva mercancías y consumo, sino que también lleva en ella historias pasadas y el porvenir. En ella se refractan el temperamento de la modernidad y el estilo de la vida.

En estas vacaciones por el Día Nacional, al venir a la Plaza Tian’anmen a dar un paseo, en este lugar se puede apreciar el encanto de las callejuelas de Beijing, se puede saborear el sabor típico del viejo Beijing, pero sobre todo, se puede experimentar la herencia histórica y el desarrollo de la capital de China.

En el interminable río de la historia, la cultura china no deja de avanzar y renovarse. Puede decirse que el desarrollo innovador es por sí mismo una gran peculiaridad de la cultura china. Hoy en día, la Reforma y Apertura de China ha dado un colosal espacio para el impulso y enriquecimiento de la cultura tradicional. Hoy en día, al caminar por los hutong, por las tiendas departamentales y por las librerías, podemos sentir un florecimiento vigoroso de la cultura tradicional de China.

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