El original pilar budista Dharani de Kunming

2018-09-17

En el pilar Dharani de Kunming se han tallado algunas de las más bellas esculturas budistas de China. Se trata de una columna de piedra de poco más de 6 m de altura en forma de pagoda, con más de 300 esculturas de deidades budistas de distintos tamaños, que fue construido originalmente a principios del siglo XIII como monumento funerario del general Gao.

El patio principal del Museo Municipal de Kunming alberga una de las obras de arte más originales de la época del Reino de Dali (937-1253) en Yunnan. Es el Pilar Dharani de Kunming, una columna de piedra de poco más de 6 m de altura en forma de pagoda, en cuya superficie se han tallado algunas de las más bellas esculturas budistas de China. Un monumento lleno de simbolismo, que muestra una concepción espiritual única del universo, en el que se espera que los devotos budistas encuentren un camino que los lleve de la ignorancia a la iluminación; y al general Gao, para quien fue construido, en el tránsito entre la vida y la muerte.La historia misma del pilar es muy interesante. Fue construido originalmente a principios del siglo XIII como monumento funerario del general Gao, descendiente de una de las familias más prominentes de la época. Luego permaneció durante siglos en la entrada de un templo en honor de Dizang, el bodhisattva que interviene en el juicio post-mortem a favor de las almas de los creyentes, establecido en las afueras de Kunming. Con la destrucción del templo a finales del siglo XIX, el pilar quedó abandonado. Un monje que había pertenecido a la antigua comunidad obtuvo permiso para hacer una colecta para preservarlo con una cerca. La infidelidad de un novicio que se fugó con los fondos recaudados obligó al pobre monje a acudir a la policía, que se hizo cargo del caso y, por fin, se terminó de construir la valla en 1920. Posteriormente el pilar, ya cercado, formó parte del patio de una fábrica y de un jardín público, hasta que se construyó un museo a su alrededor para protegerlo y exponerlo de forma adecuada.

El pilar tiene una forma cónica, como las pagodas, y cuenta con nueve pisos en los que se describen elementos iconográficos bien diferenciados. En el primer piso nos encontramos a cuatro dragones nadando entrelazados en medio del océano. Tras una separación en la que se hayan inscritos en sánscrito un dharani, un texto sagrado que según las creencias budistas garantizaría la reencarnación en uno de los estados superiores de la existencia, tenemos un segundo nivel en el que se encuentran los Cuatro Reyes Celestiales, cada uno protegiendo en una dirección, y unos textos budistas. En el tercer nivel se encuentran los cuatro Budas primordiales, Akshobhya, Ratnasarnbhava, Amithaba y Amoghasiddhi (lo que nos indica que el quinto, Vairocana, está en el interior); protegidos por cuatro guardianes de aspecto fiero, Vajrapanis. En cada uno de los niveles cuarto y quinto tenemos otros cuatro bodhisattvas que, juntos, forman el grupo conocido como los ocho, que simbolizan ocho aspectos del camino al Nirvana para los creyentes budistas. El sexto nivel muestra una vasija llamada “amrta kalasa”, desde la que se vierte el néctar de la inmortalidad. Los últimos tres niveles, muy pequeños, nos muestran la harmika o residencia de los dioses típica de las estupas, lo que sugiere que al final del camino el devoto alcanza la iluminación y, en la pate superior, una joya budista sobre un loto, una representación gráfica del más famoso mantra budista “Om mani padme hum.”

Este pilar es una obra de arte singular que tiene numerosos elementos en común con las estupas usadas como elementos funerarios y con las pagodas construidas en China para guardar reliquias o cenizas de monjes, pero la exuberancia de sus decoraciones, con más de 300 esculturas de deidades budistas de distintos tamaños, sobrepasa todo lo visto en su género. Todo indica que, en sintonía con la tradición budista, el pilar propone un camino, una progresión espiritual. Cuando se identifican las principales deidades esculpidas, y se comparan con otras construcciones religiosas cuya forma, como pirámide ascendente con niveles bien definidos, está relacionada, nos muestra semejanzas con las representaciones del Monte Meru, el axis mundi en el pensamiento budista, el lugar donde se comunican el cielo y la tierra. Pues en el pilar tenemos, como en las representaciones del Monte Meru, a su pie dragones nadando en el océano primigenio, sus paredes cubiertas de deidades budistas, y fénixes sobrevolando su cima.

Las similitudes entre el pilar y las visualizaciones del Monte Meru nos proporcionarán una comprensión más profunda de su valor religioso. Si la citada montaña es el lugar en el que los dioses transitan entre el cielo y la tierra, en el budismo existe una representación simbólica del universo que propone también una comunicación entre el mundo de las personas y el paraíso, una comunicación ardua que el creyente solo podrá llevar a cabo cumpliendo una serie de normas y con ayuda de una serie de deidades: son los mandalas, que a veces se representan pintados, construidos con arena de colores o en esculturas tridimensionales.

Hay muchos tipos de mandalas, entre ellos uno de los más complejos es el llamado Mandala del Útero del Mundo. La disposición de los distintos elementos de este mandala y los del Pilar Dharani muestran una asombrosa semejanza. Este mandala está basado en el llamado Sutra de Vairocana, y en la parte baja del pilar también se han grabado algunos textos de Vairocana. En el mandala el Buda Vairocana está en el centro y es uno de los cinco Budas primordiales o Dhyani-Budas. Mientras que los otros cuatro se muestran cada uno en una dirección, él está en el interior pues de él surge todo. En el pilar también tenemos a los cuatro budas primigenios, lo que nos indica que Vairocana está en el centro. El mandala está asentado sobre lotos de ocho hojas, justo como el tercer nivel del pilar, donde se encuentran los Budas primordiales. En dichos mandalas se encuentran también los Ocho Bodhisattvas en diferentes composiciones. Como se les ve también en los pisos 4 y 5 de esta columna.

Si tenemos en cuenta que se construyó como un monumento funerario, y que como tal pasó gran parte de su historia a la puerta de un templo en honor a Dizang, esta iconografía singular nos revela que el pilar muestra un camino al Nirvana para el general Gao, a quien está dedicado, y a los creyentes budistas, pensando que la comprensión de las verdades en él representadas les mostrarán el camino que debe conducir a la completa iluminación.

Instituto Confucio


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