Rong Bao Zhai: por la preservación de un arte milenario

2018-08-16

Muy cerca de la avenida Liulichang, en el distrito de Xuanwu, en pleno corazón de Beijing, existe un callejón dedicado a vender pinceles y otros implementos a todo aquel interesado en el arte de la pintura y la caligrafía china.

A ambos lados de la calle, los interesados pueden encontrar diversos establecimientos, hasta llegar a uno que sobresale por su historia, y más que una tienda es una fábrica de arte y pionero de la conservación de la cultura del gigante asiático.

Su nombre es Rong Bao Zhai, que en español significa Estudio de Tesoros Gloriosos, y su fundación se remonta al año 1672, momento en que reinaba en la nación la dinastía Qing.

Desde ese entonces, las pinturas del país, que se clasifican en dos grandes estilos: Gong Bi (con más colores y líneas bien definidas) y Xie Yi (más sencillo y con trazos más abstractos), tienen un lugar para su reproducción fidedigna.

Este proceso se divide en varios pasos: durante el primero se copia y se pinta el original en un papel; de acuerdo con la dificultad del diseño, sus trazos y colores, se va realizando poco a poco hasta quedar terminado.

El segundo paso es la escultura, que consiste llevar la copia de la pintura a la madera, algunas piezas se hacen por separado, mientras que otras se hacen juntas; lo siguiente es llevar de la madera al papel donde quedará la obra, siempre utilizando el mismo tipo colores y materiales que el original.

Finalmente está el montaje, donde a cada obra se humedece con agua mezclada con arena para hacerla parecer de la misma época que la inicial.

Cuentan los que trabajan en el sitio que la técnica de reproducción que usan es tan efectiva, que a veces ni los mismos pintores logran distinguir su obra original de la reproducida.

Rong Bao Zhai cuenta además en sus instalaciones con un museo donde muestran lo mejor de su trabajo, por ejemplo cuentan con una reproducción de una pintura cuyo original, de la autoría de de Gu Hong Zhong, se encuentra en uno de los edificios de la Ciudad Prohibida. Para apenas 35 reproducciones necesitaron ocho años y más de 1 500 tablas de madera.

Esta milenaria fábrica, tienda y museo continúa trabajando para llevar las pinturas chinas más allá de su frontera, y así contribuir a preservar tan milenario arte.

Autora: Gabriela Avila Gómez, periodista de Granma

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