La gran demanda china de alimentos impone cambios en el mundo

2017-06-12

¿Qué es lo primero que se te viene a la mente al pensar en China?

Fuera de la Gran Muralla o kung fu, las posibles respuestas incluyen el apetito de los chinos. Como bien lo reportó el portal Quartz en mayo: "Lo que consume el país en alimentos supera al PIB de Suecia".

En 2016, los chinos gastaron aproximadamente 3,5 billones de yuanes (507 mil millones de dólares) en restaurantes, según Dianping y Meituan, dos compañías locales que ofrecen servicios de comida a domicilio. En tanto, el PIB anual de Suecia suma 496 mil millones de dólares.

Con un mundo cada vez más interconectado, al apetito chino ya no le basta la oferta nacional, sino que busca internacionalizarse lo que a su vez significa grandes beneficios para el mercado.

Un claro ejemplo es el caso de la excesiva oferta de ostras en Dinamarca. El 24 de abril, la embajada danesa publicó un artículo en su cuenta oficial de Sina Weibo (una red social china parecida a Twitter) sobre una gran cantidad de ellas en sus playas, un marisco muy apreciado por el comensal chino.

La publicación provocó una serie de entusiastas propuestas entre los usuarios, quienes ofrecieron desde recetas especiales para los daneses hasta ir al propio país a ayudarles a consumirlas. La misión diplomática danesa señaló que daba la bienvenida a quienes quisieran viajar al país a resolver el impase, mientras indicaba su disposición a enviar despachos de ostras a China.

La sugerencia no quedó en palabras y los chinos pusieron manos a la obra. En Alemania se las ingeniaron para poner un alto a la crisis creada en los ríos Elbe y Weser, donde la población de cangrejos llegó a niveles insostenibles debido al hecho de que los alemanes no los comen y solo los utilizan para pescar.

Sin embargo, el tema tuvo una rápida solución gracias al voraz apetito del pueblo chino que creó una nueva oferta de mercado. Dado que los platillos a base de cangrejo son muy cotizados en China, los residentes chinos en la nación europea se apresuraron a adquirirlos. La demanda fue tal que las pescaderías locales lo adoptaron como un negocio formal y algunas consideraron criarlos con fines de exportación.

En España, el fenómeno ha cambiado la estructura del sector agrícola. En los años 50, los campesinos del pueblo El Perello cultivaban principalmente tomates y papas, alimentos esenciales en Europa. No obstante, en las décadas siguientes, la economía local cayó debido al avance de la tecnología y a la competencia.

En 1989, a pedido de un descendiente de chinos, los lugareños empezaron a cosechar verduras para restaurantes y supermercados chinos en el viejo continente. Vegetales como la colza o el repollo, kai choy en China, no eran conocidos en las mesas europeas, pero en la nación asiática gozaban de una gran acogida.

Gracias a la iniciativa, la localidad ha ganado un nuevo impulso. Hoy en día, sus productos son tan populares entre las comunidades chinas que usualmente recibe órdenes de compra adelantadas a la cosecha.

Mientras los cangrejos alemanes y las verduras españolas llenan los estómagos de los residentes chinos en el extranjero, cada vez son más los países que viran su atención hacia el gigante asiático.

"China podría convertirse en el principal mercado exportador de Estados Unidos en 2017, por encima de Canadá como el destino número uno de los productos agrícolas estadounidenses”, señaló el secretario de Agricultura norteamericano, Tom Vilsack, en agosto del año pasado.

En el pasado, la soya era lo más exportado a China desde el país americano. Ahora las frutas han tomado su lugar y cada vez es más el número de campesinos en Delaware y Georgia que trata de vender fresas y duraznos a los consumidores chinos.

En tanto, las frutas chilenas han logrado una fuerte presencia en este mercado. En 2007, sus exportaciones solo representaban un 2 % del total nacional, pero el año pasado, la proporción creció a un 25 % y el volumen comercial creció cerca de 19 veces. Hoy en día, el 85 % de sus cultivos de cereza terminan en los paladares chinos.

Al parecer los locales tienen un especial gusto por este fruto. Fuera de las chilenas, también adquieren una gran cantidad de Nueva Zelanda, más del 30 % de su producción total. Para aprovechar las oportunidades que ofrece la Fiesta de la Primavera, la festividad china más importante, algunos huertos neozelandeses han contratado helicópteros para secar las cerezas y garantizar su maduración a tiempo.

Además, debido a la gran demanda china, el precio al por mayor de la carne de res australiana ha duplicado su valor en 3 años. Ante la situación, los millonarios australianos como la magnate de la minería, Gina Rinehart, el gigante de los medios de comunicación, Kerry Stokes, y el rey del comercio minorista, Gerry Harvey, han comprado como locos tierra apta para la crianza de ganado. Recientemente, Rinehart anunció un plan de venta anual de 800 000 cabezas de res a China.

La enorme demanda china de alimentos ha traído cambios en el mundo, pero también ha causado preocupación ante una posible escasez de oferta, un impacto en el medio ambiente y la amenaza a los negocios locales.

El subdirector del Instituto de Inversión Extranjera de la Academia China de Comercio Internacional y Cooperación Económica, Du Qirui, desestimó dichas inquietudes. El experto cree que China ha creado todo un abanico de oportunidades para otros países en medio de una lenta economía mundial, con intercambios basados en la libre voluntad y con beneficios para ambas partes.

"Si alguna nación observa cambios estructurales debido a sus exportaciones a China, estos se dan por la demanda y cada entidad de mercado en los países importadores puede escoger lo más rentable para ellos”, precisó.

spanish.china.org.cn


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