La casa tradicional se construye siguiendo las normas habituales en la arquitectura china: uso de madera como principal y casi exclusivo material, base de arena prensada para elevar la edificación y evitar humedades, una sola altura, tejados en voladizo y orientación sur-norte.

Los pabellones se construyen principalmente en madera pero puede usarse cemento o ladrillo para los zócalos y las paredes exteriores y siempre sobre una base que los aísla y evita humedades y, al mismo tiempo, permite que haya escaleras para acceder a ellos y así dificultar la entrada de malos espíritus. Los tejados se cubren con cerámica, con una base de tejas rematadas por cilindros cerámicos que protegen las junturas y terminados con otras cerámicas labradas. En las esquinas se colocan figuras protectoras para evitar los incendios.

La casa china gira alrededor de un eje de simetría con las dependencias alrededor de este eje, formando uno o varios patios, dependiendo de la importancia de la familia. Todas las dependencias están interconectadas entre sí mediante una galería techada.

La distribución de las dependencias se realiza de forma estrictamente jerárquica con el cabeza de familia ocupando el pabellón principal situado en el primer patio y los padres, hijos y concubinas en el patio posterior. De igual forma se reparten las dependencias dentro de cada patio, siendo la central la más importante, luego la del ala izquierda y después las del ala derecha. Todos los pabellones son de planta rectangular y el espacio interior también se subdivide en rectángulos.

Todo ello rodeado por un muro que protege de las miradas del exterior. Todas las estructuras son cuadradas, formando ángulos rectos y tiene una explicación: los chinos son muy supersticiosos y creen profundamente en la existencia de los malos espíritus; afortunadamente estos son incapaces de doblar las esquinas, así que si se ponen suficientes esquinas es posible librarse de ellos y, además, se evita que se vayan los buenos.

La decoración interior es altamente simbólica y nada de lo que aparece en una pintura o un mural es gratuito, normalmente se usaban paneles de madera tallada, teñida y lacada como decoración, siendo unos verdaderos maestros en ese arte.

Tomemos como ejemplo el hotel Courtyard 7, levantado en una casa de un funcionario. El exterior nos muestra una pared lisa con una única puerta de entrada. Esta puerta tiene escalones para evitar la entrada de los malos espíritus y dos rollos de buda, para obtener su protección. La puerta se sitúa en uno de los extremos de la valla.

Desde esta entrada se accede a una sala pequeña que, a su vez, tiene otra puerta formando ángulo con la de la calle (como siempre hay que pensar en los espíritus) y que da paso a un patio interior alargado y estrecho. En este patio se encuentra la verdadera entrada a la vivienda que se sitúa en el centro de la pared. En este primer patio se encuentran algunas dependencias auxiliares.

Una vez que se traspasa la puerta se accede al patio principal en el que se sitúan las viviendas del cabeza de familia y sus esposas, en estricto orden jerárquico. Todas las viviendas cuentan con una galería corrida que protege del sol y de la lluvia. El patio cuenta con plantas y está debidamente cuidado.

Desde este primer patio se accede al segundo patio (siempre mediante pasillos en ángulo para evitar el paso de los malos espíritus), más estrecho que el anterior y más cercano a la parte norte de la vivienda. La distribución es la misma, una edificación central para el familiar de mayor jerarquía y otras dos laterales. En algunos casos puede existir dividirse este patio en otros más pequeños para conseguir mayor intimidad.

Durante los años del enorme crecimiento demográfico de Beijing, muchas de estas viviendas fueron utilizadas para albergar a una familia diferente en cada pabellón e, incluso, se levantaron otras viviendas nuevas en el solar que ocupaba el patio, formándose así ese conglomerado abigarrado que puede verse en los actuales hutones. En algunos casos se han conservado las viviendas en su estado primitivo y se ha reconvertido en hoteles con encanto.